viernes, 27 de diciembre de 2013

2. Grandes cambios

Claudia caminaba eufórica de lado a lado. ¿Y ahora?¿Y ahora qué? Cogió el teléfono, escribió todo lo que sentía, lo releyó un par de veces y a continuación lo borro. Miro su nombre y la última conexión, sonrió, lanzó un largo suspiro y se guardó el celular en el bolsillo para a continuación dejarse caer sobre la recién hecha cama. Habían sido largos meses creyendo que estaba loca por ese chaval, pero finalmente en esas semanas que había estado tan cerca de él podía confirmarlo. Estaba loca. Loca. Loca de remate. Y no sólo eso, era él quien causaba tal sensación en su cuerpo. Sólo él, nadie más. Nadie. Cogió el móvil y miró de nuevo su última conexión, era la misma que la de antes. Joder. Pero entonces, 'en línea'. Su corazón pegó un vuelco, sus brazos flaquearon. Al fin. Hablaron, sobre el dia de la huelga. Apenas quedaba nada ya para ese día que aunque ambos no lo supiesen marcaría la vida de ambos.
|[11 de Octubre]|
Claudia bajó del autobús aburrida, habia ido con un par de personas más, todo el mundo se había independizado con el motivo de la huelga. Le buscó con la mirada ante la posible aparición sorpresa de él, pero nada. Las tres primeras horas pasaron volando, apenas había salido por la puerta con su amiga Alba sonó el timbre de su teléfono. Era Nathan, tan puntual como siempre. Le dijo que le esperaba en la puerta. Tan apresurada estaba que confundió una de las puertas, pero al segundo intento, ahí estaba, tan radiante como siempre. Le miró, notó como sus piernas se volvían pura gelatina, las mejillas le ardían, y era como si todas sus neuronas hubiesen muerto en el acto.

-Hola Clau. - Dijo, sonriente, resplandeciente. Joder. Que guapo era.

-Hola. - Dejó caer. Hablaron, sobre todo un poco, él la enseñó en su blackberry que ella la noche anterior le había prometido darle un beso nada más verle. Mierda ¿Cómo podía haber olvidado eso? Aunque que no podía olvidar ante tal perfección para sus ojos. Besó su mejilla derecha con timidez, ¡timidez! Joder. Sólo Nathan podía crear tal efecto en ella. Siguieron hablando, junto a él los minutos se convertían en segundos. Dios. Nat miró su bb y torció los labios.

-Creo que tienes que irte ya. - ¿QUÉ?¿Tan pronto? Otro día más sin.. ¿nada? Se despidió con la mano y se dió la vuelta mientras Claudia lo miraba apenada. Entonces como si un fugaz recuerdo hubiese atravesado su mente, se giró de golpe y la besó en la mejilla. Le sonrió tiernamente y volvió a girarse de nuevo. No. No. Está vez no.

-Al diablo. -Pronució en voz baja. -¡NATHAN! - Él se giró ante su sonoro grito y Claudia ágilmente le plató un suave beso en los labios. Se despegó de él, anonada, ¿realmente lo que acababa de ocurrir era cierto? Le miró por una milésima de segundo a los ojos y salió corriendo por miedo a su reacción. ¡Sí! ¡Lo había hecho! Su diosa interior se encontraba dando una doble pirueta invertida con música triunfante por el fondo. Maldita sea, nunca había estado tan ogullosa de sí misma como en aquel preciso instante.

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